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¿Valoramos y meditamos
nuestra
participación en la Eucaristía?
Otra participación del laico dentro de la celebración la realizan los Ministros extraordinarios de la Eucaristía que, mostrando cualidades de responsabilidad y piedad, auxilian a los sacerdotes para dar la comunión tanto a los fieles que participan en la misa como a los enfermos.
Por Jorge Cabrera Hernández / Semanario Koinonia de la Arquidiócesis de Puebla
Cristo instituyó el Sacramento de la Eucaristía y ésta es, como lo enseña el Papa Pío XII, el ejercicio del sacerdocio de Jesús del cual nos hace partícipes a todo su pueblo santo. Particularmente, nosotros los laicos debemos meditar sobre nuestra participación en el Sacrificio Eucarístico, pues la incorporación que tenemos con Cristo gracias a nuestro Bautismo, se renueva y consolida con la participación en este Sacramento.
La Iglesia formada
por todos los bautizados y creada por Cristo, celebra la Eucaristía
en continuidad con la acción de los apóstoles y obedeciendo
al mandato de Jesús: “Haced esto en conmemoración mía”
(1 Co 11, 24-25). De ahí que revivir el Sacrificio de Jesús
debe representar para nosotros un don maravilloso en el que se cumple la
promesa que nos hizo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).
Con ocasión del XLVIII Congreso Eucarístico Internacional que se celebra en esta semana en la Arquidiócesis de Guadalajara quisimos destacar la participación de los laicos poblanos en el Sacrificio Eucarístico de Jesús, para ello entrevistamos al Vicario Episcopal para el Apostolado de los Laicos Mons. José Trinidad Medel, quien consideró que es importante que todos los bautizados, independientemente de la participación en algún apostolado concreto, tomen conciencia de que en la Eucaristía reciben la vida de Jesús, el sacrificio divino que hizo por nosotros para nuestra salvación. |
LOS LAICOS OFRECEN SU VIDA A EJEMPLO DE JESÚS
Los laicos al participar
del Banquete Eucarístico deben ofrecer su propia vida como lo hizo
Jesús, porque “la Eucaristía es la gran plegaria de Cristo
cabeza, con su cuerpo que es la Iglesia”. Los sacerdotes en este sacramento
hacen presente a Cristo y obran en su persona; por su parte los laicos
deben estar en comunión con ellos y participar asidua-mente como
muestra de su fe, y con la firme esperanza de que esta práctica
les llevará a alcanzar la vida eterna.
LA DISPOSICIÓN DEL LAICO CUENTA MUCHO
El laico debe comprender
todos los momentos de la Eucaristía, estar atento, dispuesto y abrir
su corazón para obtener de ella el mayor provecho, principalmente
debe persuadirse que su participación representa su santificación
y su salvación.
EL LAICO EN LA EUCARISTÍA...
Ofrece
- Su arrepentimiento
en desagravio de todos sus pecados.
- Oraciones de alabanza,
glorificación y bendición.
- Su palabra humana
(en las lecturas).
- Su servicio (equipos
eucarísticos, acólitos, ministros extraordinarios).
- La víctima
divina (el mismo Jesucristo) a Dios que es su Padre.
- Su corazón
para recibir todos los dones de Dios.
- Su apostolado,
sus obras, su trabajo, toda su vida.
Recibe
- La Palabra Divina
de Dios.
- La comunión
que los une a Jesús.
- El perdón
de sus pecados (por la sangre que Jesús derramó)
- La presencia de
Cristo con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad.
- La fuerza del
Espíritu Santo.
- La santificación
y la salvación.
LOS LAICOS SON HOSTIAS JUNTO CON CRISTO
El Concilio Vaticano II, en el número 11 de la Lumen Gentium, señala que el pueblo cristiano ofrece la víctima (Jesucristo) a Dios Padre, y Cristo sacerdote “nos hace participar de su obra redentora y podemos ser hostias junto con Cristo en la Eucaristía, por eso los laicos deben ofrecer su propia vida en la Misa”. Es recomendable, según el Vicario Episcopal para el Apostolado de los Laicos, repasar y meditar el número 34 del mismo documento, donde se recuerda, que el Señor los quiere (a los laicos) asociar a su obra redentora para que participen en la Misa ofreciendo al Señor sus obras.
En la oración
y el ofertorio de la Misa se presenta un momento importante para que el
laico, con disposición y piedad, ofrezca todo lo que ha hecho y
pida la fuerza del Espíritu Santo para poder enfrentar las angustias
y problemas en su vida familiar, matrimonial, laboral o social. Así
como Cristo ofreció su vida por amor, así el laico debe ofrecer
su vida en respuesta.
EL TESTIMONIO ES IMPORTANTE PARA EL TRABAJO DEL REINO
Su participación en la Eucaristía debe comprometer al laico, por amor a Jesús, a dar testimonio, a trabajar por su Reino, a regir su vida conforme al Evangelio. “La participación en la Eucaristía no debe ser algo mecánico”, luego de participar en ella debe surgir un compromiso de apostolado y de vida para que, con libertad y amor, el católico contribuya a la santificación y salvación del mundo.
El Vicario de Cristo,
Juan Pablo II, ha querido que en el Año de la Eucaristía
se medite sobre este sacramento que es lo más valioso y hermoso
que tenemos los cristianos. “Aunque se ha hecho mucho, nos hemos contentado
con poco, por eso hace falta seguir trabajando”.
OTRA PARTICIPACIÓN DEL LAICO EN LA EUCARISTÍA: MEE
Otra participación del laico dentro de la celebración la realizan los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía (MEE) que mostrando cualidades de responsabilidad y piedad auxilian a los sacerdotes para dar la comunión a los fieles, tanto a los que participan en la Misa como a los que por alguna razón, principalmente por enfermedad, no pueden asistir a ella. En la Arquidiócesis de Puebla existen más de 350 MEE”, comentó el Coordinador Diocesano de Ministerios Laicales, P. Mario Alvarado Bravo.
El Santo Padre Pablo IV, en el Motu Proprio Ministeria Quedam, suprime las antiguas órdenes menores (que para recibirlas tenían que ser clérigos), suprime el subdiaconado y establece los ministerios laicales de lectorado y acolitado. Esto representa una gran ventaja porque “el laico, que es instituido lector o acólito, no deja de ser laico pero ya tiene una responsabilidad dentro de la Iglesia”.
Recordó que
desde el principio de la Iglesia los laicos han jugado un papel fundamental
como auxiliares de los clérigos: “El Evangelio nos habla de que
estuvieron cerca de Jesús hombres y mujeres auxiliándolo
continuamente, primero los discípulos, luego los apóstoles
y ahora con el devenir del tiempo, los laicos” por lo que consideró
que su participación dentro de la Eucaristía representa una
expresión de servicio y a su vez de santificación.
LA EUCARISTÍA, UN DON POR EXCELENCIA
Ojalá la celebración
del Congreso Eucarístico Internacional y los festejos que se han
realizado y se realizarán en la Arquidiócesis de Puebla,
hagan suscitar el “asombro eucarístico” como eco de las palabras
que el Santo Padre dedicó en su carta encíclica Ecclesia
de Eucharistia: “La Iglesia ha recibido la Eucaristía de Cristo,
su Señor, no sólo como un don de entre otros muchos, aunque
sea muy valioso, sino como el don por excelencia, porque es un don de sí
mismo, de su persona en su santa humanidad y, además, de su obra
de salvación” (EE n-11).
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