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Esta sección conoceremos un poco más a detalle del origen y de los ideales de la A.C.J.M..
 
 
E n la Asociación Católica de la Juventud Mexicana René Capistrán Garza, el 13 de abril de 1922,dijo a los miembros de la ACJM  "La aparición de la Juventud católica organizada en México, ha sido la sorpresa más grande que la Providencia reservó al
liberalismo, en uno de esos admirables golpes de timón con que salva a los pueblos", ciertamente era el culmen del vigoroso crecimiento de una Iglesia que a la sombra de la Rerum Novarum se había plantado y daba frutos. Si durante el régimen porfirista, la doctrina social cristiana había impulsado el periodismo y las acciones concretas con obreros y campesinos para organizarse siguiendo los lineamientos de León XIII, y en el breve régimen maderista, saltó a la política con una participación única y triunfante inspirada en la misma fuente, que desgraciadamente vio su ocaso junto con la caída de Madero; es la ACJM que toma y continúa esta noble tradición junto con las Damas Católicas.

El origen de esta asociación se remonta a un reducido grupo de jóvenes que en el año de 1912 se reunían periódicamente para estudiar filosofía, germinando en ellos el propósito de adquirir una formación religiosa sólida y organizar una institución que contrarrestara la Young Men's Christian Association (YMCA), asociación protestante deportiva cuya misión principal era el proselitismo; estos jóvenes, con el apoyo del PCN, comienzan el camino que llegará a ser la ACJM. Por aquellos mismos años el R. P. Carlos María de Heredia S.J. organizaba la Asociación de Damas Católicas, a iniciativa del arzobispo de México José Mora y del Río. Estas dos asociaciones cooperarían para "poner un dique a los trabajos de la YMCA y trabajar por alcanzar la libertad religiosa". Ambas asociaciones buscaban el desarrollo integral del hombre y la mujer jóvenes, la primera pretende "ayudar a la mujer mexicana en el cumplimiento de sus deberes católico sociales y promover de acuerdo con los Prelados diocesanos, las obras que se relacionan con el adelanto social y religioso de nuestra querida Patria" mientras que la, ahora, Liga Nacional de Estudiantes Católicos tiene como fin "el cultivo y desarrollo físico, intelectual, moral, religioso y social de sus miembros".

La colaboración se estableció formalmente el 2 de febrero de 1913 al fundarse el Centro de Estudiantes Católicos Mexicanos en domicilio número 4 de la Primera Calle del Correo Mayor de la ciudad de México, cuyo acuerdo principal era que "las Damas recibirían (ayuda) de los estudiantes en la organización de conferencias, propaganda y demás labores apostólicas, éstas se comprometían a colaborar con ellos en las fiestas, diversiones y todo lo relacionado con su prosperidad temporal".

Otro fundamento para la organización de la ACJM fueron las Congregaciones Marianas, cuya director del Consejo Central era el R. P. Vicente Vargas Galeana S. J. Fue en el Congreso Nacional de las Congregaciones Marianas durante el mes de agosto de 1913, cuando se hizo la propuesta de crear la ACJM, que sería "una federación de asociaciones, podían pertenecer a ella las agrupaciones juveniles católicas, con la única condición esencial de colaborar en su fin común, dentro de la esfera de actividades propias de cada asociación afiliada, sin perder por esto un ápice de sus propias características". De esta manera el 12 de agosto de 1913 quedó formalmente fundada la ACJM, cuyo fin era "la coordinación de las fuerzas vivas de la juventud católica mexicana, para restaurar el orden social cristiano en México, utilizando como medios adecuados para lograrlo, la piedad, el estudio y la acción".

El R. P. Bernardo Bergöend, S. J. puso los cimientos siguiendo el modelo de la Asociación Católica de la Juventud Francesa, "frente a la secularización de la vida social el P. Bernardo proclamó ante sus muchachos la urgencia y el deber de hacer reinar a Cristo no solo dentro del templo, sino también afuera, en el taller, en la escuela, en la calle, en el Congreso... Afirmó siempre que su ACJM debía permanecer alejada de la política de partido... pero frente a la indiferencia a o al desprecio de la política, enseñó a sus discípulos que era un deber participar en ella y creó en sus almas el anhelo de realizar el desconocido tipo del político santo, al servicio del pueblo".

El P. Bergöend buscaba hacer del Centro de Estudiantes Católicos (antes Liga de estudiantes Católicos) el fundamento de la ACJM; para cumplir con el objetivo del apostolado social se proyectó un órgano periodístico que llevara un mensaje de sano optimismo juvenil a todos los muchachos que participaban en la empresa de reconstrucción espiritual, esta empresa movió a los "acejotaemeros" a participar activamente en la Consagración de México al sagrado Corazón de Jesús y su Coronación, cosa que había sido solicitada y concedida por el Papa Pío X el 12 de noviembre de 1913, "mas como quiera que el Rey de gloria eterna haya sido ornado con corona de espinas la cual mucho más hermosa aun que el oro ylas piedras preciosas vence en esplendor a las coronas de estrellas: la insignias de majestad, es a saber, la corona y el cetro, habrán de colocarse a los pies de las sagradas imágenes".

Esta se realizó el 6 de enero de 1914, los Estudiantes católicos portaron su bandera tricolor con la imagen de la Virgen de Guadalupe en el centro que fue depositada a los pies de la imagen de Cristo Rey, delante de la cual hicieron guardia todo el día y en la procesión final precedió al Santísimo Sacramento, los "acejotaemeros" del Centro de Estudiantes organizó para el domingo 11 de enero una gran manifestación de homenaje nacional a Cristo Rey, haciendo copiosa invitación y propaganda: "Cristo vive, Cristo reina, Cristo impera, fue el himno con que los mayores saludaron al Señor, y los jóvenes repetimos delirantes: ¡Viva Cristo, reine Cristo, impere Cristo! Sí. ¡Reine Cristo!...saldremos a las calles, iremos a las plazas, a donde haya mucho aire, a donde haya mucha luz, y mucha gente que nos oiga, para gritar a voz en cuello: ¡Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buen corazón! ¿Sabéis quien es nuestro Rey, hombres de toda la tierra? Pues es nada menos que el Rey del Universo, el Creador de todas las cosas, el Inmenso, el Infinito, el Eterno...¡Paso a nuestro Rey, paso al Rey de México!".

La gran manifestación con cerca doce mil personas, inició su camino hacia la catedral al retoque de campanas, lo encabezaba el presidente del Centro de Estudiantes e inmediatamente La Juventud Católica: Centro de Estudiantes Católicos, Congregación mariana, estudiantes y jóvenes en general; les seguían las Asociaciones piadosas de varones; los Caballeros de Colón; los Profesionistas; la Prensa católica; los industriales; los Comerciantes; los Agricultores; los Propietarios; los Católicos extranjeros; los Empleados y los Obreros. Esta fue la carta de presentación de la ACJM, la herencia había sido recibida, de ahora en adelante los jóvenes se organizan y se preparan Por Diosy por la Patria, su lema y con un programa de formación que comprende tres puntos principales: piedad, estudio y acción.

La piedad es eminentemente viril, fundada en el espíritu de los ejercicios de San Ignacio que todos deben hacer cada año, es eucarística y guadalupana, con gran estima de las Congregaciones Marianas, a las cuales pertenece lo mejor de sus grupos. El estudio, practicado en forma de círculos, es también una de sus bases esenciales, en él es donde se forma su espíritu genuino y se da a la acción su carácter especial que comprende:

1) El estudio de la religión sobre todo en su aspecto apologético,
2) El estudio de la Cuestión Social con la encíclica Rerum Novarum como texto oficial obligatorio y
3) El estudio de la Cuestión cívica según las normas pontificias y especialmente en la encíclica Immortale Dei.

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La acción es religiosa con la enseñanza del catecismo, no hay grupo que no se dedique a ello, es social y se especializa en el trabajo con sindicatos y es cívica, cuyo objetivo es la reconstrucción cristiana de la sociedad. Las manifestaciones públicas, escritos de protesta, comisiones con el Presidente de la República y a la Suprema Corte de Justicia, etc., es el campo de acción de los "acejotaemeros", sin embargo su más extenso campo de gloriosos triunfos se reservó para otros año, en la persecución más sangrienta de 1926. Los jóvenes católicos no habían dudado en ofrecerse como voluntarios contra la invasión de Etados Unidos el 21 de abril de 1914, organizando guardias en el patio de la Escuela Nacional Preparatoria, formando un batallón llamado Guadalupano. Al mismo tiempo una comisión se dirigió a encontrarse con los revolucionarios para pedir, infructuosamente, la unión en la lucha contra los invasores. El Centro de Estudiantes Católicos, miembros de la ACJM, mantuvieron constante comunicación epistolar con el episcopado mexicano, lo que contribuyó a la fundación en el interior de la República, de numerosos centros de la Liga de Estudiantes Católicos Mexicanos, lo que sería una amplia red de la ACJM. Los "acejotaemeros" no dudaron de organizar manifestaciones de protestas ante los ataques que recibía el clero y la Iglesia, exponiéndose a agresiones de parte de los revolucionarios. En 1915 renovó en la catedral de México la consagración al Sagrado Corazón de Jesús y el 12 de diciembre organizó una velada en honor de la Virgen de Guadalupe. En 1916 lanzó una campaña contra la YMCA y en general contra el protestantismo yanqui, mientras se daba los pasos necesarios para una ACJM, fuertemente organizada, formándose las unidades regionales de Jalisco, Colima, Aguascalientes, Michoacán, Guanajuato, Nuevo León, Zacatecas, San Luis Potosí y Tamaulipas, a partir de la expedición de la nueva Constitución y la protesta de los obispos, el radicalismo encumbrado en el poder se convertía en "fiera amenaza de los católicos y las perspectivas futuras les eran del todo desfavorables", ante esto se dio la definitiva organización de la ACJM, el Centro de Estudiantes Católicos, en enero de 1918, dejaba de ser el Centro General de la ACJM y se convertía en grupo local de la Unión Regional del Distrito Federal y se constituía el Comité General de la ACJM con representantes de cada una de las Uniones Regionales, que tomó posesión el 1 de mayo de 1918, siendo su primer Presidente René Capistrán Garza, joven de 20 años y el P. Bernardo Bergöend S.J. tomó el título de asistente general. Se constituyó definitivamente la ACJM, en medio de la tormenta, listos para librar la lucha a favor de la Iglesia.
 

La A.C.J.M. hoy en día es un organismo que parece tener un declive en algunos aspectos, pero los que la integramos debemos abrir los ojos y despertar ya. Nuestra A.C.J.M. nos necesita, así como los gloriosos militantes de antes, así nosotros tenemos que tener esa fuerza de voluntad de continuar, hacer crecer más y más, para bien de muchos, para bien de todos, pero sobre todo para servir con alegría y honor a Dios Padre, a Cristo nuestro Señor y a la Virgen María nuestra madre.

Y solo les dejo estos fragmentos de nuestro Canto acejoaemero que tanto nos dice :
 

Adelante Acejotaemeros
los ojos fijos en nuestro ideal
cantando nuestros Amores
nuestra vida es lucha leal.
Nuestra patria defenderemos
y la pureza de nuestro hogar
México católico
siempre será
morir antes que traicionar.
En pie... valor... luchar.

 

Hoy por Hoy , la A.C.J.M. es para Dios y para la Patria
 
 
 

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sección creada 10/01/2001/01:00hrs actualizada 30/01/2010/14:30hrs
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